Ya, por fin, me decido a escribir algo más. Mi imaginación escasea y tengo veinte mil exámenes por medio. Espero que sepais perdonarme.
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Cuando entreabrí los ojos ya apenas había luz. Moví los dedos de las manos -cómo no, doloridas- y estire también los dedos de los pies. Poco me costó esta vez abrirlos totalmente, ya que estaba aquello medio oscuro. Me percaté de que nadie estaba a mi lado, nadie calentaba mi mano izquierda. Estaba pendiente de sentir todo, de notar que estaba respirando, oír el tic tac de algún reloj, sentir me respiración, notar las diferentes corrientes de aire por la habitación... pero no, no sentía nada. Si, movía los dedos, sabia de la presencia de mis párpados ya que me puse a parpadear como una tonta. Nada, solo frío. -¡¡¡¡JODEEEEEEEER!!!! si, joder, joder y más joder. ¿qué me pasa ahora?¿no tengo ya bastantes problemas cómo que para ahora sienta toda esta mierda? ¿sentir? ¡Pero que digo! si no siento nada- Me levanté de la cama lo más rápido que pude, me senté dejando colgadas mis piernas amoratadas por un lado de la cama. por una vez en la vida recé, recé por sentir lo frío que estaba el suelo, rezaba porque se me pusiese la piel de gallina y rápidamente me metiese a la cama. Salté al suelo y me tropecé, algo salió despedido para el otro lado de la habitación. Me moví hasta allí con una torpeza obvia, era la famosa bola de papel que entró por la ventana, me agaché a por ella y con el brazo izquierdo me apollé en el suelo y con la derecha intenté a agarrar el papel, me fijé en mis manos, sangre, sangre que se deslizaba por mi brazo, no me percaté de la presencia del gotero, la aguja desgarró mi piel, y el suero se había derramado por el suelo. Me mantuve en cuclillas, agarré el papel con la mano izquierda y la derecha la tenia presionada contra el cuerpo. No me dolia. Nada, y cuando digo nada, es nada. Abrí la nota con el brazo amoratado, cuando observo lo que hay en ella me caigo sentada hacia atrás, "un número de teléfono, tan solo un número de teléfono, ¿y ahora que hago? ¿llamo? ¿que broma de mal gusto era esa?" Alguien entra por la puerta de forma nerviosa, psicótica, mi hermano se agachó donde mi, solo recuerdo eso, solo... eso.
"¿Qué haces durmiendo otra vez?" Esa voz retumbaba dentro de mi, recorriendo cada recobeco de mi alama, susurrado los minutos de mi vida. Cualquiera me iba a decir que hacia pensando mientras me hallaba en un momento inconsciente. Unos ojos verdes parecian vislumbrarse entre todo ese barullo que tenia mi cabeza. Mi corazón se acelera y el pitido vuelve a aparecer, estaba entre mi chico de ojos verdes y la habitación del hospital. "¿Qué has hecho con la nota?" dice mi chico, "no lo se" susurré, entonces una voz clara desde el exterior me prenguntaba el qué no sabia, y volvio la voz de mi chico "pregúntale por la nota" , lo hice, más tarde una descarga eléctrica me obligaba a abrir los ojos y a moverme, era de noche, que rápido pasaba el tiempo. Entonces vi a un hombre sentado en el sillón donde deberia de estar mi hermano, pregunté por él.
- Le he dicho que ya cuidaba yo de ti, estaba cansado. Tu padre se fue con él.- Su voz era grabe pero dulce, me sonaba, y no sabia de qué, a si que le pregunté. - ¿No te acuerdas de mi? Valla fallo.
-¿Por qué deveria acordarme de usted? - Achiné los ojos para intentar verle la cara, pero se me hacia imposible, aquello parecia una película de terror.
- Hay cosas que no se olvidan, ¿no crees Julia? - Se levantó y se quitó el sombrero, dejando caer la larga cabellera blanca que parecia brillar entre tanta oscuridad, se me heló el corazón pero aún así no sabia quien era, mi corazón daba tumbos. No frenaba. Del miedo que tenia abrí mucho los ojos. - Vamos a ver, te cuento la historia si quieres.
-Mejor no, vete Miguel.
-¿Sabes por qué estoy aquí verdad?- Se pegó a mi.
-¿No has cerrado las puertas del cielo?- "¿Y estás preguntas que estaba haciendo tan subrealistas? estoy loca, es definitivo"
- Desde que naciste tú allí arriba hay un descontrol, te escapaste, lo hiciste y ahora mismo te quieren matar. Cuentas con muchos apollos, no los deperdicies.- Dicho esto, me tiró la bola de papel con el número de teléfono y se marchó por la ventana.
Definitivamente, aquello era un sueño, devia de estar dormida.
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Cuando entreabrí los ojos ya apenas había luz. Moví los dedos de las manos -cómo no, doloridas- y estire también los dedos de los pies. Poco me costó esta vez abrirlos totalmente, ya que estaba aquello medio oscuro. Me percaté de que nadie estaba a mi lado, nadie calentaba mi mano izquierda. Estaba pendiente de sentir todo, de notar que estaba respirando, oír el tic tac de algún reloj, sentir me respiración, notar las diferentes corrientes de aire por la habitación... pero no, no sentía nada. Si, movía los dedos, sabia de la presencia de mis párpados ya que me puse a parpadear como una tonta. Nada, solo frío. -¡¡¡¡JODEEEEEEEER!!!! si, joder, joder y más joder. ¿qué me pasa ahora?¿no tengo ya bastantes problemas cómo que para ahora sienta toda esta mierda? ¿sentir? ¡Pero que digo! si no siento nada- Me levanté de la cama lo más rápido que pude, me senté dejando colgadas mis piernas amoratadas por un lado de la cama. por una vez en la vida recé, recé por sentir lo frío que estaba el suelo, rezaba porque se me pusiese la piel de gallina y rápidamente me metiese a la cama. Salté al suelo y me tropecé, algo salió despedido para el otro lado de la habitación. Me moví hasta allí con una torpeza obvia, era la famosa bola de papel que entró por la ventana, me agaché a por ella y con el brazo izquierdo me apollé en el suelo y con la derecha intenté a agarrar el papel, me fijé en mis manos, sangre, sangre que se deslizaba por mi brazo, no me percaté de la presencia del gotero, la aguja desgarró mi piel, y el suero se había derramado por el suelo. Me mantuve en cuclillas, agarré el papel con la mano izquierda y la derecha la tenia presionada contra el cuerpo. No me dolia. Nada, y cuando digo nada, es nada. Abrí la nota con el brazo amoratado, cuando observo lo que hay en ella me caigo sentada hacia atrás, "un número de teléfono, tan solo un número de teléfono, ¿y ahora que hago? ¿llamo? ¿que broma de mal gusto era esa?" Alguien entra por la puerta de forma nerviosa, psicótica, mi hermano se agachó donde mi, solo recuerdo eso, solo... eso.
"¿Qué haces durmiendo otra vez?" Esa voz retumbaba dentro de mi, recorriendo cada recobeco de mi alama, susurrado los minutos de mi vida. Cualquiera me iba a decir que hacia pensando mientras me hallaba en un momento inconsciente. Unos ojos verdes parecian vislumbrarse entre todo ese barullo que tenia mi cabeza. Mi corazón se acelera y el pitido vuelve a aparecer, estaba entre mi chico de ojos verdes y la habitación del hospital. "¿Qué has hecho con la nota?" dice mi chico, "no lo se" susurré, entonces una voz clara desde el exterior me prenguntaba el qué no sabia, y volvio la voz de mi chico "pregúntale por la nota" , lo hice, más tarde una descarga eléctrica me obligaba a abrir los ojos y a moverme, era de noche, que rápido pasaba el tiempo. Entonces vi a un hombre sentado en el sillón donde deberia de estar mi hermano, pregunté por él.
- Le he dicho que ya cuidaba yo de ti, estaba cansado. Tu padre se fue con él.- Su voz era grabe pero dulce, me sonaba, y no sabia de qué, a si que le pregunté. - ¿No te acuerdas de mi? Valla fallo.
-¿Por qué deveria acordarme de usted? - Achiné los ojos para intentar verle la cara, pero se me hacia imposible, aquello parecia una película de terror.
- Hay cosas que no se olvidan, ¿no crees Julia? - Se levantó y se quitó el sombrero, dejando caer la larga cabellera blanca que parecia brillar entre tanta oscuridad, se me heló el corazón pero aún así no sabia quien era, mi corazón daba tumbos. No frenaba. Del miedo que tenia abrí mucho los ojos. - Vamos a ver, te cuento la historia si quieres.
-Mejor no, vete Miguel.
-¿Sabes por qué estoy aquí verdad?- Se pegó a mi.
-¿No has cerrado las puertas del cielo?- "¿Y estás preguntas que estaba haciendo tan subrealistas? estoy loca, es definitivo"
- Desde que naciste tú allí arriba hay un descontrol, te escapaste, lo hiciste y ahora mismo te quieren matar. Cuentas con muchos apollos, no los deperdicies.- Dicho esto, me tiró la bola de papel con el número de teléfono y se marchó por la ventana.
Definitivamente, aquello era un sueño, devia de estar dormida.